jueves, 1 de octubre de 2015

CULTURA CIENTÍFICA

IGNACIO FELIPE SEMMELWEIS

        
(1 de julio de 1818-13 de agosto de 1865)

Fue un médico húngaro de origen alemán que consiguió disminuir drásticamente la tasa de mortalidad en un 70% por sepsis puerperal (una forma de fiebre puerperal) entre las mujeres que daban la luz en su hospital mediante la recomendación a los obstetras que se lavaran las manos con una solución de cal clorurada antes de atender los partos. La comunidad científica de su época lo denostó y acabó falleciendo víctima de septicemia a los 47 años en un asilo. Algunos años después Luis Pasteur publicaría la hipótesis microbiana y Joseph Lister extendería la práctica quirúrgica higiénica al resto de especialidades médicas. Actualmente es considerado una de las figuras médicas pioneras en antisepsia y prevención de la infección nosocomial o iatrogenia. 



EL DESCUBRIMIENTO 

Semmelweis observó con preocupación la alta tasa de mortalidad entre las parturientas, entre fuertes dolores, fiebre alta y una intensa fetidez. En este hospicio se disponía de dos salas de partos: una dirigida por el doctor Klein y otra por el doctor Bartch. En la primera, la mortalidad medida en 1842 había registrado una cifra del 30%, pero en los primeros meses de 1846, la cifra rondaba el 96%. Utilizando un rudimentario método epidemiológico comenzó a estudiar las diferencias en ambos pabellones: El de Klein era más frecuentado por los estudiantes de medicina, quienes atendían a las parturientas después de sus sesiones de medicina forense en el pabellón de anatomía. En cambio la sala de partos de Bartch era más utilizada por las matronas, pero cuando los estudiantes visitaban su sala la mortalidad también aumentaba en ésta. Esto le llevó a formular la ingeniosa (y correcta) teoría de que los estudiantes transportaban algún tipo de «materia putrefacta» desde los cadáveres hasta las mujeres, siendo ese el origen de la fiebre puerperal. El doctor Klein no estaba de acuerdo con las conclusiones de Semmelweis.

En octubre de 1846 decidió instalar un lavabo a la entrada de la sala de partos y obligó a los estudiantes a lavarse las manos antes de examinar a las embarazadas. El doctor Klein se negó a aceptar esta medida y despidió intempestivamente a su ayudante. Semmelweis emprendió un viaje de dos meses por Europa y a la vuelta conoció la noticia de la muerte de Jakob Kolletschka, profesor de anatomía, tras producirse una herida durante una disección y desarrollar unos síntomas similares a los de la fiebre puerperal. Este hecho le convenció de que la causa eran ciertos exudados presentes en los cadáveres.

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